» Entrevista clínica con un andrólogo superespecializado.
Se valorarán antecedentes personales y se investigará sobre la aparición de síntomas, la función eréctil, la capacidad de penetración y el tiempo desde el inicio de los síntomas. La exploración física permite detectar la presencia del nódulo o placa peneano.
» Cuestionarios validados.
Ayudan a establecer de una forma lo más objetiva posible la gravedad de la patología y la afectación que ésta provoca sobre el individuo.
» Estudio laboratorio.
Perfil lipídico, glucemia, perfil hormonal, función renal y hepática, patología prostática. Ayuda a establecer distintas asociaciones habituales de la enfermedad.
» Doppler peneano.
Se trata de una técnica cada vez más implantada en el diagnóstico y manejo de la enfermedad de Peyronie. Es imprescindible que sea realizada por un especialista en ella, dado que en caso contrario la información que aporta es muy limitada. En una primera parte, se realiza una ecografía reglada del pene, observando la estructura del mismo y midiendo el grosor de la túnica albugínea, permitiendo delimitar la extensión y localización de la placa. En una segunda parte, se procede a inyectar en el pene con una fina aguja una cantidad estandarizada de un fármaco que provoca una erección y, tras volver a valorar la estructura peneana, se proceden a medir los flujos arteriales y venosos tras un periodo determinado. Es muy útil para detectar la presencia de disfunción eréctil y categorizar su gravedad, de cara a tomar la decisión sobre el tratamiento más adecuado.
» Test de Kelami.
Se trata de tomar varias fotografías del pene en erección desde varios ángulos (superior, lateral y anterior, como mínimo) que permitan valorar la dirección y el grado de la curvatura. Es un test imprescindible en la valoración inicial de la enfermedad, y se recomiendo tanto para la primera evaluación como para el seguimiento de la misma. Es posible realizarlo con su móvil habitual enseñando las fotos en la consulta, o bien traerlas en una memoria USB.
Existen varias opciones para tratar la enfermedad de Peyronie. Tras la evaluación,
el andrólogo le propondrá la que sea más adecuada para su caso. Se dividen en dos grandes grupos:
1 . Tratamientos conservadores:
Suele ser el primer escalón terapéutico de la enfermedad, especialmente en enfermedades incipientes y en curvaturas poco pronunciadas. Aquí se incluyen distintos tipos:
» 1.a. Tratamientos orales:
se han utilizado múltiples a los largo de los años:
vitamina E, potaba, tamoxifeno, colchicina. En general, sus resultados son poco satisfactorios y han demostrado ser mejores que el placebo, por lo que su uso no está recomendado. El andrólogo puede recomendarle el uso de fármacos orales para el tratamiento de la disfunción eréctil, con el objetivo de tratar ésta y servir de
tratamiento coadyuvante de la enfermedad de Peyronie.
» 1.b. Extensores de pene:
Se trata de
dispositivos que abrazan el glande y
mantienen estirado el cuerpo del pene por tracción contra el pubis. Su uso es conocido desde hace años, pero no se ha generalizado hasta hoy en día. Su mecanismo de funcionamiento se basa en la
mecanotransducción, según la cual, cuando el pene (o cualquier otro órgano) se ve sometido a fuerzas continuas en una determinada dirección, el tejido cede en ese sentido. Son muy beneficiosos como acompañantes a otros tratamientos (ver más adelante), aunque han demostrado disminuir la curvatura y evitar la pérdida de longitud asociada del pene por sí solos. Son
especialmente útiles en la fase aguda de la enfermedad, cuando la fibrosis ha comenzado a establecerse, para evitar que ésta provoque una mayor curvatura o acortamiento del pene. Deben usarse durante un mínimo de 4 horas al día, y nunca durante el sueño, dado que en ese periodo el organismo tiene erecciones espontáneas muy beneficiosas para el pene y que con su uso se impedirían.
» 1.c. Inyecciones intralesionales con verapamilo:
Se trata de
introducir en el interior de la placa fibrosa algún
medicamento que provoque un cambio en la misma. En el caso del
verapamilo, se trata de un fármaco calcio-antagonista que tiene un efecto antiinflamatorio, por lo cual es útil en la fase activa de la enfermedad. Su inyección periódica (el tratamiento estándar consta de cuatro inyecciones separadas una semana entre sí), unido al uso constante del extensor de pene, permite en muchos casos disminuir la inflamación presente y, por tanto, detener el avance de la enfermedad. En algunos casos, puede incluso mejorar la curvatura. .
» 1.d. Ondas de choque.
También utilizadas para la disfunción eréctil, se trata de un
tratamiento que provoca una remodelación la placa fibrótica y un aumento de la vascularización en el área de la cicatriz (aumentando la presencia de células capaces de destruir la placa). Pese a que no hay evidencia de que mejore la curvatura, sí es útil disminuyendo el dolor que se experimenta durante la fase aguda de la enfermedad.
2. Tratamiento quirúrgico:
Cualquier tratamiento quirúrgico tiene por objetivo
resolver definitivamente la curvatura y/o deformidad peneana y, si procede, la disfunción eréctil secundaria o concomitante. Por lo tanto, las
soluciones quirúrgicas únicamente se plantean en la fase crónica o estable de la enfermedad. Existen distintos tipos de cirugías:
» Plicaturas:
En este grupo se engloban una serie de procedimientos quirúrgicos cuyo fundamento esencial es el mismo:
dar puntos en el lado opuesto de la curvatura para conseguir así enderezar el pene. Es la
técnica más sencilla, y se emplea en curvaturas poco pronunciadas (<60º). Además de su sencillez, tiene la ventaja de que la disfunción eréctil postoperatoria es poco frecuente, pero pueden conllevar el acortamiento del pene en 2-3 cm.
» Parches:
Consiste en la
extirpación o corte quirúrgico de la placa y la colocación de parche en su lugar para cubrir el espacio que ocupaba la misma. Los parches son tejidos que puede tener distintas procedencias y composiciones, siendo el de pericardio bovino uno de los más empleados. Con esta técnica se evita la pérdida de longitud del pene, aunque puede aparecer disfunción eréctil hasta en el 25% de los casos. Esta técnica se emplea en curvaturas complejas o de >60º.
» Implantación de prótesis de pene:
Este procedimiento se reserva para
pacientes que presenten disfunción eréctil severa antes de la cirugía o se estime que, dadas sus factores de riesgo previos, y la naturaleza del procedimiento al que se van a someter, la vayan a presentar con altas probabilidades tras la misma. Así, en un solo acto, se procede a seccionar y, si es necesario, colocar un parche en el defecto que ocupaba la placa, teniendo en el interior la prótesis colocada. Prácticamente no se produce acortamiento del pene, pero tiene las posibles complicaciones asociadas a la colocación de la prótesis (
ver apartado “Prótesis de pene”).